Casi todos los animales tienen cerebros. La mayoría se comunican entre sí, e incluso algunos utilizan herramientas. Pero sólo los humanos tenemos la capacidad de conceptualizar, planificar con anticipación, transmitir ideas con símbolos; ello nos distingue de otros animales. ¿Qué mejor que recurrir a creativos artistas visuales – para los que la manipulación de símbolos es una forma de vida – para ilustrar el funcionamiento complejo del cerebro humano? La exposición “Art of Brain: The Inside Story”, de Daniel Canogar y Devorah Sperber, representa varias de las funciones del cerebro. «Las obras de estos dos artistas apelan directamente y con fuerza a nuestros sentidos, y estimulan nuestra curiosidad acerca de nuestro mundo y sobre nosotros mismos», dice David de Harvey.
Instalación de Daniel Canogar. Cortesía del autor.
La instalación de Devorah Sperber aprovecha la mecánica de la vista humana y algo que los científicos llaman «oscurecimiento neurobiológico» -la tendencia del cerebro a reconocer ciertas imágenes a través de la repetición-. Al principio, los espectadores ven un gran panel compuesto por bobinas de hilo de colores colgadas en bobinas de aluminio; cada bobina actúa como un chip a modo de mosaico. Entonces, visto a través de una bola de acrílico transparente, la imagen abstracta se reduce en tamaño y se invierte al igual que el cerebro invierte las imágenes captadas por la retina, y se convierte inmediatamente en una imagen reconocible.
Daniel Canogar, en su instalación “Paisaje Sináptico”, evoca el cerebro humano, con 100 mil millones de neuronas especializadas que nos permiten pensar, sentir y movernos, que se conectan a través de largos brazos de araña, y se comunican entre sí mediante señales electroquímicas. Al entrar en la exposición, los visitantes caminan a través de un inmensa instalación de más de 400 kilos de cables reciclados imitando la actividad electroquímica del cerebro. Más adelante, se halla una segunda instalación: un “tornado eléctrico” con hilo de cobre que intenta reflejar la pasmosa velocidad con la que el cerebro de un feto produce las neuronas, a razón de 250.000 por minuto.
Devorah Sperber ante su instalación. Cortesía de la autora.
Ambos artistas han sido profundamente influidos por la tecnología moderna. En el caso de Sperber, fue golpeada por la traducción de imágenes en píxeles para facilitar el transporte a través de Internet. Canogar dice que comenzó a fotografiar kilóimetros de chatarra, señalando lo que él llama «desechos electrónicos» -circuitos, pantallas de ordenador, y cables obsoletos por nuevas tecnologías-. En esta basura electrónica encontró una resonancia conmovedora con los circuitos neuronales del cerebro humano, así como el más grande «cerebro»de una sociedad en red, recordando todos los sueños, esperanzas y decepciones que ha canalizado.
Heléne Alonso, directora de instalaciones interactivas del museo comenta que “el número de neuronas en el cerebro supera los 100.000 millones, con más de 100 billones de conexiones”, “La sinapsis o unión intercelular es un proceso asombroso. Gran parte de lo que somos se lo debemos a estas descargas química y eléctricas”.
“Hemos intentado cambiar la forma en que la gente piensa sobre el cerebro”, reconoce finalmente Rob DeSalle, comisario de la exposición y experto en genómica comparativa. “Estamos ante el misterio que nos hace esencialmente humanos, y apenas hemos empezado a descifrar su complejidad. Creo que el siglo XXI será definitivamente el siglo del cerebro, que es ante todo un órgano cambiante”.
«En un mundo de consumo excesivo», escribe Canogar en un correo electrónico, «es importante para mí intentar rescatar estos materiales, darles una nueva vida, y, sobre todo, tratar de liberar la memoria contenida en el interior, la energía que una vez se distribuyó a través de ellos».
Fuente: American Museum of Natural History
Título: «The Art of Brain: The Inside Story»
Sede: Muso Americano de Historia Natural / American Museum of Natural History
Ciudad Nueva York
País: Estados Unidos
Fechas: Del 20 de noviembre de 2010 al 14 de agosto de 2011
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