Sören Meschede, Project Manager de Hablar en Arte: «Es curioso cómo en España cada institución y entidad está más interesada en crear contenidos propios, en vez de colaborar en proyectos de terceros»

Hablar en Arte es una asociación cultural con sede en Madrid que funciona como plataforma independiente de proyectos. Trabaja en el apoyo a la creación y difusión de la cultura contemporánea a través de comisariados de exposiciones, programas de actividades didácticas y de comunicación, y otros proyectos específicos de poesía performativa, arte sonoro, residencias de artistas, encuentros internacionales de comisarios, etc. Hablar en Arte cuenta actualmente con un equipo estable de cuatro profesionales:  Javier Martín-Jiménez (Madrid, 1978), Álvaro Molina Martín (Madrid, 1978), Sofía de Juan Sánchez (Madrid, 1978) y Sören Meschede (Stuttgart, 1976).

Sören Meschede es actualmente Project Manager de Hablar en Arte, donde es responsable de la concepción y ejecución de proyectos culturales como “Palabras Habladas”, “A ciegas” o “Híbridos”, aparte de coordinar las exposiciones y actividades del festival Ingráfica.

Licenciado en Filosofía y Derecho por la Georg-Agust Universität Göttingen en 2004 (DEA), antes de su paso por Hablar en Arte ha colaborado, entre otros, con Reporteros sin Fronteras (2004), Berlinale (2004), PHotoEspaña (2006-2008), Ayuntamiento de Madrid (2007) y Comunidad de Madrid (2008) como coordinador de actividades y eventos culturales.

También escribe para varios periódicos alemanes como «Spiegel Online» o «Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung».

Meschede nos habla de la última iniciativa de la asociación, el proyecto Curators´Network, una red de comisarios que seleccionará a 20 artistas residentes en España para su promoción a nivel europeo.

Equipo de Hablar en Arte.

– ¿Cómo nació y se planteó la iniciativa de Curator´s Network?

La primera idea de organizar Curators’ Network la tuvimos en Cuenca, durante el montaje de nuestro festival Ingráfica . Hablando con una comisaria rumana, Anca Mihulet, nos dimos cuenta de lo difícil que es conocer a artistas de otros países que todavía no han despuntado internacionalmente. Por lo que nos planteamos formular alguna solución.

– ¿Cuáles fueron las  necesidades básicas que los llevaron a la creación de la red?

En realidad hemos detectado solo una necesidad. La de entablar contactos bi- y multilaterales, especialmente entre los países periféricos de la UE, para fomentar el intercambio de conocimientos entre profesionales del arte en Europa, iniciar colaboraciones internacionales entre comisarios y entidades europeas y, por último, introducir nuevos artistas en los círculos europeos.

– ¿Y cuál es el funcionamiento práctico de Curators’ Network?

Curators’ Network se basa en la más básica razón para crear redes: compartir información. Cada miembro de la red invita a los demás a su país para que conozcan el panorama contemporáneo local que todavía no se ha dado a conocer internacionalmente. En concreto se invita a 20 artistas nacionales, seleccionados a través de una convocatoria nacional, y a algunos comisarios de distintas partes del país en que se encuentran, aparte de a los miembros de la red, a comisarios internacionales y al público general interesado.

El primero de los encuentros se organizará entre el 16 y el 19 de noviembre en Matadero Madrid. A lo largo de 2012 realizaremos en colaboración con nuestros socios los encuentros en Praga, Sibiu, Budapest y Cracovia, y estamos cerrando ya acuerdos con otras entidades de otros países europeos que quieren entrar en la red. Para todos los que no puedan estar en los encuentros, volcaremos los resultados en un archivo digital que servirá para la promoción internacional de los artistas presentados.

– ¿Qué criterio fundamental prevalecerá en la elección de los 20 artistas?

Se ha anunciado una convocatoria para artistas españoles y extranjeros residentes en España, y hemos convocado un jurado muy potente para validar las propuestas entregadas: Javier Hontoria, David Barro y David Armengol. Y prevalecerá un estricto criterio de calidad artística, teniendo en cuenta el proyecto propuesto y los proyectos anteriores de los artistas inscritos.

– Está muy bien la idea de crear esta red y crear contactos bi- y multilaterales. Pero, ¿cuáles son los resultados tangibles de esta iniciativa?

Curators’ Network tiene muchas salidas prácticas. Será una plataforma ideal para los intercambios de exposiciones, residencias de artistas y comisarios, etc.  Pero es un poco prematuro fijarse objetivos tan a largo plazo. Por el momento, el objetivo de la red está en conseguir que las distintas partes invitadas se conozcan y empiecen a trabajar juntas. Y por ello nuestro primordial esfuerzo está en dar visibilidad y promover a los agentes implicados. Todos los artistas y comisarios participantes tienen un perfil público y autogestionable en la página de Curators’ Network. Además, para cada encuentro se editará un catálogo, en 2013.

Y parece que ya empiezan a funcionar las cosas. Una artista española, Rosell Meseguer, tiene ahora una exposición en Austria porque conoció en el encuentro experimental que organizamos el año pasado a un comisario austriaco que quedó encantado con su trabajo. Suena todo un poco a «cita a ciegas», y efectivamente esta es la idea: emparejar a gente que todavía no se conoce pero que tiene muchas cosas en común.

– Es evidente que a pesar de la globalización no hay un gran intercambio entre los diferentes profesionales  del área artística, o, al menos, en el grado que todos quisieran. ¿Puede usted identificar algunas razones  por las que se produce este problema?

Sin lugar a duda hay más intercambio que hace tan solo diez años. Las nuevas tecnologías de comunicación seguramente han supuesto una gran mejora para el ámbito de las artes. Es más directo y fácil empezar a entablar contactos con otras personas que comparten el mismo interés. Además es más barato y eficaz difundir ideas y proyectos. Por ejemplo, antes de que existiera la fotografía digital no podías enviar fácilmente tus obras a través de un e-mail a un galerista de otro país. Tenías que mandar diapositivas, fotos o los originales.

Sin embargo creemos que el problema raíz de la falta de promoción y visibilidad que se comenta en el ámbito artístico hoy en día tiene su origen también en las nuevas tecnologías de comunicación. Es tan fácil presentarse y promocionarse de forma masiva a través de Internet, que todo el mundo empieza a estar con una sobrecarga de información tal que ya no se toma el tiempo para realmente leer, mirar y escuchar lo que les llega a través de los distintos canales de comunicación.

En resumen, antes de la revolución digital estuvimos muchas veces sin posibilidades reales de conocer a artistas que todavía no habían sido introducidos en los canales establecidos de la promoción. Pero la democratización de la promoción que suponen las herramientas digitales funciona tan bien que ahora nos vemos de nuevo cegados, esta vez por una sobreoferta de información.

– Algunos países adolecen de ese mismo problema a nivel nacional. ¿Podría usted señalar el país que a su juicio es un ejemplo a seguir en este tema?

Es un estereotipo, pero seguramente es cierto, que algunos países de Centroeuropa, tipo Holanda, Alemania, Suecia o Bélgica no tienen los problemas que tiene España, por ejemplo. Sin embargo, creo que la falta de promoción que queremos solventar con Curators’ Network es más bien un problema a escala internacional. A nivel nacional, especialmente hoy en día, es bastante fácil enterarse de las distintas convocatorias y eventos. Claro está, si vives en un pueblo o una ciudad pequeña, lo tienes más difícil, pero este problema es imposible de solventar. El mundo de la cultura siempre se ha aglomerado en las grandes urbes y los artistas de la provincia tuvieron que desplazarse al menos temporalmente a las capitales para darse a conocer. Eso sucede hoy igualmente.

No hay que olvidar que los que realmente nos interesamos e incluso trabajamos por y para la cultura contemporánea somos una minoría absoluta en comparación con el total de habitantes de nuestros país y por lo tanto hay que buscar las grandes ciudades para encontrar al menos unas pocas personas que comparten profesión e interés.

– Es evidente que Curator´s Network es un instrumento muy adecuado para el desarrollo de debates sobre las carencias y posibilidades en el gran intercambio entre curadores, artistas y agentes culturales. ¿Ha detectado usted diferencias sustanciales entre las necesidades que reclaman unos y otros desde los distintos países? ¿Podría dar un ejemplo, si los hay?

Obviamente cada institución y artista de cada país tiene necesidades e intereses muy concretos y diversos que surgen de carencias de su entorno directo. Sin embargo, las necesidades básicas suelen ser las mismas, al menos en los países que hasta ahora forman parte de Curators’ Network: España, República Checa, Hungría, Polonia y Rumanía. Todos somos, por así decirlo, países periféricos de la UE y por razones históricas carecemos de una sólida y variada tradición de promover la cultura contemporánea. Esa falta de apoyo se manifiesta sobre todo en que artistas, comisarios y entidades carecen de plataformas para producir y promocionar adecuadamente sus proyectos.

Últimamente se han  levantado algunas voces criticando la importancia del curador, que ha llegado en algunos casos a ser casi más importante que el artista .  ¿Qué opinión le merece este tema?

Obviamente no debería ser la regla que algún comisario pretenda ser más importante que el artista y promocione más bien su concepto de exposición que los artistas que lo sustentan. Sin embargo, todo el mundo está tan desamparado ante la sobreoferta de propuestas e imágenes que últimamente se recurre a profesionales cuyo trabajo consiste en seleccionar lo más destacado de esta tormenta imaginaria.  Y en este sentido, la sobreoferta de información hace que la figura del comisario y del galerista cobre importancia, porque ayuda a entender mejor la jungla del arte contemporáneo.

Por lo general el trabajo del comisario es un trabajo muy exigente y necesario, y además seguramente enriquecedor tanto para el público como para los artistas. Una figura que investigue a fondo en la escena contemporánea, encuentre nuevos artistas, descubra y promocione nuevas formas de expresión…  Bien hecho, el trabajo del comisario es una tarea muy compleja y un trabajo discreto, muy al servicio del público y del artista.

– Las bienales internacionales hacen visible al resto del mundo a determinados artistas y curadores, o al menos ésa es su intención. ¿Qué importancia les da a las mismas, o cambiaría usted de modelo?

Las grandes bienales han perdido, en parte,  su razón de ser, porque fueron concebidas como escaparate de venta y luego evolucionaron hacia una propuesta no comercial. Cuando la Bienal de Venecia, por ejemplo, fue fundada en 1895, uno de sus principales objetivos era establecer un nuevo mercado para el arte contemporáneo. Y aunque en 1968 la venta comercial dentro de la feria se abolió, no se ha podido desvincular de ella la influencia del dinero privado, ya que la propia Bienal carece de los fondos para producir, enviar e instalar las obras de gran escala. Por lo tanto, la participación financiera de las galerías o de organismos interesados en aupar un determinado artista es indispensable y eso corrompe obviamente las muestras, que al fin y al cabo se han quedado a medio camino entre una muestra experimental y una feria comercial.

Sin embargo, las pequeñas y más especializadas bienales, que quizá se deberían llamar más bien festivales, están muy justificadas, porque brindan al público justo lo que las grandes bienales no pueden ofrecer: una nutrida y novedosa selección de propuestas artísticas que no se pueden ver así en ninguna otra parte del mundo.

– ¿Qué ofrece España, como atractivo, para un gestor cultural como usted?

En España quedan todavía muchas cosas por hacer y por lo tanto España es un maravilloso campo de experimentación.

– ¿Cuáles han sido, en España, sus mayores obstáculos a la hora de desenvolverse como gestor cultural? ¿Cuál es el mayor problema del que adolece España en los temas que nos ocupan?

A España le falta quizá todavía una concienciación, por parte de la mayor parte de su población, de que el arte contemporáneo es un bien importante y que por lo tanto debería ser apoyado no solamente por las instituciones públicas. Es más, falta todavía concienciar a las empresas privadas de que la cultura no es un agujero negro que traga el dinero invertido sino que la inversión en cultura puede ser una opción muy válida de cara a publicitar y comunicar los valores y la imagen de una empresa.

Y luego es curioso cómo en España cada institución y entidad está más interesada en crear contenidos propios, en vez de colaborar en proyectos de terceros. La multitud de espacios de fundaciones, obras sociales e instituciones públicas que requieren una importante inversión en temas de gestión y mantenimiento quitan la posibilidad de financiar proyectos que surgen de la iniciativa privada.

Alma Ramas López

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