Se inauguró ayer 17 de noviembre la muestra «Picasso. Tauromaquia. Pinturas, dibujos y grabados» en el Museo de Arte de Tel Aviv. Con esta exposición, el gobierno español, a través de AC/E, recuerda el vigésimo quinto aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre España e Israel.
© Tauromaquia
La Tauromaquia está formada por más de un centenar de obras de arte entre dibujos, grabados y óleos que el pintor malagueño dedicó a un mundo por el que sentía fascinación. En la muestra se fusionan dos aspectos de la vida de Pablo Picasso: la fascinación por el toro y todo lo asociado a él y su mano creadora, con un estilo absolutamente inconfundible.
Cronológicamente las primeras obras datan de 1892, con apuntes, dibujos y pinturas de su etapa juvenil, y una magnífica colección de grabados realizados entre los años 30 y 60, donde se incluyen aquellos que ilustraron el libro «La tauromaquia o arte de torear» de José Delgado, con sus respectivas planchas originales. Se complementa con material documental sobre Picasso.
A lo largo de toda su vida y de su trayectoria artística, Picasso mantuvo un constante, profundo y manifiesto interés por las corridas de toros. Éstas constituyen un tema tan recurrente en su obra que por sí solas configuran un recorrido atractivo y útil para estudiar la evolución estilística del pintor.
Ya de niño Pablo Ruiz Picasso solía asistir a las corridas de toros, acompañando a su padre, a las plazas de Málaga y de La Coruña. La fiesta aparece en sus dibujos más tempranos, y es significativo que su primera pintura, fechada en 1892, represente a un picador. Desde entonces se mostró atraído por todos los aspectos vinculados de una forma u otra al mundo taurino y fascinado por la dialéctica infinita de la corrida: el duelo del toro con el torero, la lucha del toro contra el caballo, los juegos de luz y sombra, el cara a cara de la vida contra la muerte.
Los motivos del torero, del toro, del picador y el caballo son frecuentes a lo largo de toda su vida, pero también el toro mitológico y el minotauro están presentes en pinturas, pasteles, dibujos y cerámicas. Pero donde el tema de la tauromaquia tiene especial relevancia, sobre todo a partir de la década de 1930, es en los trabajos gráficos.
En su madurez, cuando se había instalado ya en el Sur de Francia, la atracción que sentía por la fiesta de los toros y su afecto personal por algunos toreros le llevaron a relacionarse con toda clase de profesionales y aficionados y a frecuentar asiduamente las plazas de Arles, Fréjus, Nîmes y Vallauris.
En 1957 Picasso comienza a trabajar en la ilustración del libro «Tauromaquia o arte de torear». Obra utilísima para los toreros de profesión, para los aficionados y para toda clase de sujetos que gusten de toros de José Delgado, alias Pepe Illo, para la colección de bibliófilo Ediciones La Cometa. Realiza 26 aguatintas que representan diferentes momentos de la corrida, y, siguiendo la ortodoxia del ritual, consigue registrar con vivacidad y objetividad todos los momentos del combate. La ligereza de la técnica empleada le permite captar el movimiento y mantenerse alejado del drama; las diversas suertes de la fiesta en los siglos XVIII y XIX (desaparecidas o modificadas en el momento en que Picasso ejecuta estos grabados) se suceden ante nuestros ojos como un testimonio de la autenticidad y riqueza del espectáculo. La implicación de Picasso en el proyecto de Gili va más allá y en 1959 graba una punta seca para la cubierta de las Ediciones La Cometa.
Fuente: Acción Cultual Española
Título del Evento: Picasso «Tauromaquia. Pinturas, dibujos y grabados»
Sede: Museo de Arte de Tel Aviv
Ciudad: Tel Aviv
País: Israel
Fechas: Desde el 17 de noviembre hasta el 15 de enero de 2012
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