Por Ana Ibáñez Mejías
En el marco de la feria MADRIDFOTO 2012 cobraron especial protagonismo las diferentes actividades organizadas como complemento teórico a la fotografía mostrada en el evento. Es el caso del taller expositivo de los trabajos del venezolano Alexander Apóstol y el español Solimán López que tuvo lugar la mañana del viernes 8 de junio con la presentación del crítico y comisario Andrés Isaac Santana, y que estaba enmarcado en el programa Foro de Expertos.
Andrés Isaac Santana presentando a Solimán López y Alexander Apóstol.
Apóstol explicó su trabajo como un continuo enfoque de la arquitectura urbana, especialmente de su ciudad natala, Caracas. Una arquitectura resultado, según el artista, del “boom urbanístico vivido en Venezuela en los años 50, y en la cual se han visto reflejados los problemas actuales, políticos y sociales, de Venezuela”. Destacó Apóstol en sus imágenes el contraste de los enormes rascacielos caraqueños -entre ellos uno convertido en el poblado chabolista más alto del mundo- con las chabolas que invaden las colinas de la ciudad: “En definitiva, una obra que se convierte en la alegoría de la situación de un país”. Ahondando en esta línea presentó «Skeleton Coast» (2005), una serie que recoge imágenes de todos los edificios que se quedaron a medio construir en Isla Margarita “obedeciendo a una burbuja inmobiliaria”.
«Residente Pulido», «Avenida Caracas, Bogotá», «Think blue» y «Yamaikaleter» son algunas de las obras que mostró Apóstol durante la conferencia, destacando entre ellas “Los árboles del Pardo”, obra que desarrolló en Madrid, concretamente en la Plaza España, y en la que se recogen numerosos puntos de vista desde los rascacielos sitos en la plaza, construidos durante el franquismo y que, según Alexander, “intentaron tapar una realidad, se pretendió dar una imagen de progreso a un país que en esos momentos distaba mucho de esa realidad».
Por su parte, Solimán López se centró en la intencionalidad de sus obras, como es el caso de su serie de fotografías realizadas en Johannesburgo (Sudáfrica) en las que retrata “negros trabajando para gente adinerada”, una forma de expresar al mundo la existencia de numerosos tipos de «apartheid». El artista explicó que trabaja a partir de la manipulación de un espacio para conseguir transmitir el mensaje deseado. Es el caso de su elaborado proyecto “Identidad”, en el que utiliza 8.800 fotografías de carnet para conseguir un caleidoscopio pixelado que conforma la caligrafía que da título a la obra.
Como historiador de arte de formación – “su telón de fondo imprescindible”-, Solimán López se sumerge en el mundo de la fotografía desde esta rama, combinando su cultura visual con el infinito terreno tecnológico: “El intrusismo en el mundo del arte genera otros puntos de vista e importantes aportes”. Solimán reconoce estar descubriendo las diferentes herramientas tecnológicas, hasta el punto de afirmar que “hemos llegado a un punto en el que se puede tomar una imagen sin necesidad de que haya un ser humano tras la cámara”. Aboga por el compromiso social o “El arte de guerrilla”, el cual, afirma, “en líneas generales ha estado apagado mucho tiempo aquí en España y ahora parece resurgir”. Asimismo, el artista considera que España es un referente creativo y apuesta por que seguirá siéndolo.
Con respecto al panorama de la fotografía actual en España, Alexander Apóstol opina que “la crisis acentúa las características de cada sociedad. No aparece ni desaparece nada”. Es un momento de vacas flacas en el que reconoce que disminuye el apoyo institucional y en el que «falta riesgo”. No obstante, cree que es un momento idóneo para apostar por los artistas emergentes, cosa que los galeristas descartan para seguir apoyando a los artistas de renombre, abandonando de este modo a los jóvenes que intentan hacerse un hueco en el panorama artístico nacional: “En un momento de vacas gordas es imperdonable no hacer, y en vacas flacas es casi lo que toca”.
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