Los arquitectos españoles María Langarita y Víctor Navarro han ganado uno de los cuatro premios de la convocatoria de Arquitectura emergente de la revista londinense «The Architectural Review» por el diseño que presentaron para el estudio de música de Matadero Madrid, el Red Bull Music Academy del 2011.
Fotografía cortesía de The Architectural Review
María Langarita y Víctor Navarro han sido galardonados por la revista inglesa «The Architectural Review» por el diseño que presentaron en el año 2011 para rehabilitar y transformar una de las naves de las que disponía Matadero Madrid, en este caso para ubicar el estudio de música Red Bull Music Academy, que acoge diversos programas de formación, grabación y desarrollo de nuevos talentos musicales.
La revista premió el pasado 23 de noviembre las obras de diferentes arquitectos de todo el mundo en sus premios ar+d Emerging Architecture and Creative Resilence. Estos premios reconocen a arquitectos menores de 45 años que muestran las preocupaciones que afectan a día de hoy a la arquitectura y las soluciones que los jóvenes arquitectos ofrecen a través de sus proyectos y visiones urbanísticas, así como su capacidad creativa al adaptarse a tiempos de crisis y poder desarrollar aún todo proyectos innovadores y revolucionarios, tanto en sus planteamientos como en los materiales y maneras de construirlos. El concurso recibió unas 250 propuestas de países de todo el mundo, y reconoció la obra de estos dos jóvenes arquitectos españoles junto con las de arquitectos o grupos de arquitectos de Canadá, Japón y Bangladesh.
El trabajo de estos dos arquitectos se ha basado en la reconversión de espacios preexistentes, no solamente físicos sino sociales o mentales. El proyecto nació para ubicar la Academia de Música Red Bull, un evento musical de carácter nómada que se celebra en diferentes países reuniendo a 60 particpantes para intercambiar sus experiencias musicales. A sólo cinco meses de su celebración, el desastre de Fukushima en Tokio impidió la celebración de este evento en esta ciudad, por lo que Madrid resultó ser la elegida para sustituir a la capital japonesa.
Para ello el estudio de arquitectos Langarita-Navarro diseñó la estructura premiada, inspirada en una matrioska, formada por módulos independientes pero interconectados en un paisaje que recordaba a la naturaleza y con materiales respetuosos con el medio ambiente. Así, la Red Bull Academy se convirtió en un espacio permanente que pasó a llamarse La Nave de la Música de Matadero, un espacio que ayuda a los jóvenes músicos a entrar en el mundo de la música. El diseño no sólo es respetuoso con la nave preexistente sino que está perfectamente planteado como estudio musical pero también para acoger a un cierto número de gente, además de favorecer la libre circulación por los diferentes espacios.
Fuente: «The Architectural Review»
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