La artista española, que trabaja en esta serie desde hace seis años, nos presenta unos dípticos en los que aparecen dos figuras: la humana y el objeto, analizando la relación que se crea entre ellas. «No quiero hacer una creación intelectual, que tenga que ser analizada conceptualmente, sino que trato de realizar una obra directa, asequible, que llegue a todos y que sea divertida» apunta la artista; y añade: «Creo que cuando una obra hay que explicarla es que algo no funciona en ella».

La pintura de Guerrero es figurativa y colorista; en ella también apreciamos un toque de sensualidad. Cristina Guerrero apunta: «me gusta jugar con la picardía».

El cuerpo que aparece en la obra es el de la propia artista, e incluso los objetos le pertenecen, estableciendo así una relación más auténtica, y manteniendo el control total sobre la obra. La idea de la conexión entre persona y objeto que se muestra en «Semejanzas» es una constante en la obra de Guerrero, una idea que apasiona a la artista y con la que se siente cómoda.