Seleccionados los 5 finalistas portorriqueños de ‘Saltando Muros’

El jurado de la convocatoria portorriqueña del proyecto iberoamericano Saltando Muros, a cargo del Museo de Arte Ponce, ha hecho público el nombre de los 5 finalistas del país para el concurso iberoamericano de proyectos fotográficos, convocado por la Fundación Fondo Internacional de las Artes en colaboración de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB). Estos son: Andrew Vélez Estévez, Cherilyn Viruet Álvarez, Edwin Domínguez Torres, Julio Lugo Rivas y Norman Vila Rivero.

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 Imagen cortesía de Andrew Vélez Estévez.

Los cinco finalistas entrarán en la segunda fase del concurso, compitiendo a nivel internacional con fotógrafos de países como Brasil, Perú, Chile, México, Ecuador, Uruguay, Argentina, República Dominicana y España entre otros. De todos los participantes, 20 serán los escogidos que exhibirán su trabajo en la Muestra Itinerante Iberoamericana Saltando Muros 2013–2014. Esta exposición iniciará su itinerancia en octubre de este año en México. El proyecto cuenta con la organización de la Fundación Fondo Internacional de las Artes (FIArt) y la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB).

Proyectos seleccionados

Andrew Vélez Estévez: Una Ojeada al Pasado Reciente y a Nuestro Futuro Inevitable

Escribe Vélez Estévez: «Historia, peligro, tiempo, miedo, asco, recuerdos, desprecio, abandono. Estos son algunos de los pensamientos que nos pueden llegar a la cabeza al ver las decenas de lugares abandonados que se encuentran a nuestro alrededor. Curiosidad e intriga es lo que yo percibo al observar tales localidades.

Curiosidad fue lo que me motivó a entrar en estos lugares, que normalmente todos evitamos, o simplemente no nos percatamos de su existencia. Seguramente arriesgué mi bienestar en más de una ocasión, por sencillamente poder documentar, lo que considero estas localidades representan.

Se tornó en una especie de obsesión, me encontraba anotando constantemente todos los lugares que estuvieran abandonados. Si los vi mientras conducía, o si alguien me los mencionaba, yo los apuntaba en mi lista. Dediqué buena parte de mi tiempo patrullando los alrededores del edificio antes de aventurarme a fotografiarlo. Buscaba la mejor manera de entrar y la mejor salida; esperaba el mejor momento para entrar, esperaba cuando menos gente se encontrara en las áreas circundantes. Se pudiera considerar que planificaba un robo.

Pero todo esto caía en segundo plano al entrar en estas estructuras. Solo podía pensar en los detalles arquitectónicos, en el juego de luces, orquestado por agujeros, las puertas y ventanas, o los lugares que se encontraban estos, y por el reflejo de los charcos de agua. El silencio sepulcral interrumpido solo por el goteo del agua de los techos, o por los sonidos de los animales que habitan tales lugares. Los olores de decadencia, que señalaban el proceso de reclamación de la naturaleza por medio de la descomposición.

Tomaba todo esto en cuenta, solo para comenzar a imaginarme cómo eran estas localidades cuando se encontraban en su apogeo y recibían multitudes de personas. Pensar en las vidas, los eventos y las historias que estos testigos de concreto, madera y hierro han presenciado o han formado parte. Pero al fin del día, luego de todas estas experiencias, solo podía pensar en dos puntos. Primero en el porqué del estado de deterioro de estas estructuras, el porqué del abandono, destrucción y la poca iniciativa en el cuido, mantenimiento y reutilización de estos lugares. Permitiendo, con algunas excepciones, así la demolición y sustitución innecesaria.

Y segundo, en la inevitable ruta de la presencia humana; en la condición a la que todo lo hecho por el hombre llegará, cuando este cese su existencia en este planeta. Puedo decir que con este trabajo no solo vemos nuestro pasado reciente, sino nuestro futuro inevitable».

Cherilyn Viruet Álvarez: Vivir Para Sobrevivir

Indica Viruet Álvarez: «Manos Trabajadoras de la calle… Manos desgastadas de tanto trabajar. En esta investigación se muestran 4 situaciones de personas que viven de lo que ganan honradamente de su trabajo, de su talento. Muchos piensan que estos trabajos ya no existen en la isla, pero muchas de estas personas llevan años ganándoselas de esta manera en mi isla… ¿La razón? ¿Necesidad, falta de educación o simplemente de empleo? Ellos viven para sobrevivir».

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 Imagen cortesía de Cherilyn Viruet Álvarez.

Edwin Domínguez Torres: Seres de Hojalata

Escribe el fotógrafo en la descripción del proyecto: «La globalización como proceso ec0nómico, tecnológico, social y cultural a gran escala junto con la revolución informática que forma parte de esta, han transformado a los países iberoamericanos, mejorando la comunicación e interdependencia entre estos, unificando sus mercados y facilitando el intercambio comercial así como la libre circulación de personas mediante el incremento de la intercomunicación física a través de la masificación del transporte y de la virtual a través de la Internet. Como consecuencia de todos estos factores, en los últimos años hemos sido testigos de la extensión sin precedentes de los mercados financieros, del incremento en la producción de bienes y servicios a través de empresas transnacionales y de la globalización de las actividades científicas, artísticas y tecnológicas. Sin embargo, el fenómeno de la globalización, en adición a las grandes oportunidades que ha traído para la humanidad, ha propiciado un sinnúmero de efectos negativos en la vida social, política y cultural de millones de seres humanos. Las relaciones personales entre los individuos han sido reemplazadas paulatinamente por relaciones virtuales; los vínculos entre familiares y amigos han sido reducidos a textos e imágenes transmitidas a través de un teléfono u ordenador; y las visitas al pequeño comerciante y trabajador han sido sustituidas por el consumo en las multinacionales o en las redes cibernéticas. Se pierde progresivamente la noción de lo que es el contacto personal con otros seres humanos; quedan olvidados los rostros, las miradas y las expresiones; se disipan los olores que antes asociábamos con personas y lugares; y se desvanece gradualmente la empatía que sentíamos ante las condiciones en las que viven y trabajan los demás.

Entendiendo que los efectos de la globalización sobre la actividad humana pueden ser regulados pero no revertidos y que los mismos continuarán incrementando y desarrollándose a lo largo del tiempo; la serie fotográfica Seres de Hojalata no ambiciona cambiarlos pero sí pretende intervenir con esta realidad, mostrándole al mundo los rostros, las miradas y las expresiones que hemos olvidado, rescatando los olores que se han disipado y restaurando la empatía de los seres humanos ante las condiciones sociales, emocionales y laborales de los demás.

Mediante este proyecto, el lente fotográfico capta y preserva el rostro envejecido y arrugado, la mirada profunda y cansada y la expresión humilde y honesta de un hojalatero decidido a convertir un pedazo de chatarra en la pieza de maquinaria que fue en un comienzo; motivándose diariamente con los logros de sus hijos y el crecimiento de su familia y premiándose ocasionalmente con las instancias de paz y de reflexión brindadas por su cigarro ilegal. Al calor y los olores del mismo infierno, desmonta elementos, los lija con paciencia para removerles el óxido, aplica masilla para corregir las imperfecciones, lija irregularidades, protege lo que no habrá de ser afectado, pinta con pistola y compresor las piezas trabajadas, las pule y las monta, completando su obra de arte.

Sirva esta serie fotográfica para recordar lo que nos hace seres humanos y no meros e insensibles seres de hojalata».

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 Imagen cortesía de Edwin Domínguez Torres.

Norma Vila Rivero: El Regreso (Retorno)

Escribe la joven fotógrafa portorriqueña:

«Una tarde, luego de una corta caminata por el centro histórico de la ciudad de Ponce, Puerto Rico, en búsqueda de fuentes de inspiración, decidí sentarme a tomar un descanso en uno de los bancos de La Plaza Las Delicias. Precisamente iba con mi cámara en mano con el fin de tomar algunas imágenes que captaran la esencia de aquella calurosa tarde. Por alguna razón puse mi atención en un joven que proyectaba el comportamiento típico y el aspecto físico de un deambulante. De mirada fija y de constitución casi atlética parecía inmune al fuerte azote de los rayos del sol. Al cabo de algunas horas le vi pasar en cinco ocasiones. Cautivo por la curiosidad decidí seguirle de forma discreta para capturar algunas imágenes del movimiento de sus piernas. Para mi sorpresa, pude observar que el joven tenía una ruta establecida donde hacia algunas paradas para pedir dinero y cambiar monedas por dólares. La ruta era bastante larga y apenas podía seguirle el rastro cuando aceleraba sus pasos. Siempre mantuvo un paso firme durante el recorrido y aun luego de haber llegado al punto de inicio se veía enérgico. Fue entonces cuando lo proclamé El Maratonista de la Calle. Digno de una medalla de oro, no solo por su condición física, sino por el ímpetu y el temple de enfrentarse a una sociedad que le rechazó prácticamente durante todo el recorrido, representando este, el mayor reto de su dura y atropellada carrera.

Esta propuesta presenta, en una secuencia de cuatro fotos, a los protagonistas de una carrera a muerte entre el individuo y la soledad. Dentro de un formato circular se hace un enfoque a las piernas de cada personaje para componer el autorretrato de distintos perfiles, como el adicto, el deambulante o el individuo que carece de sus facultades mentales. El movimiento de sus piernas, la fuerza de sus pasos, el tono de su piel y su vestimenta, entre otros elementos, marcan una etapa especifica del recorrido por su experiencia de vida. A pesar de la similitud de sus historias cada una es distinta en su inicio y en su desarrollo. Con el tiempo, se convierten en historias desconocidas con un desenlace trágico que se vuelve casi invisible ante el ojo público de la sociedad. La soledad se convierte en su mayor oponente y el reto de sobrevivencia deja de ser compartido. Finalmente su caminar se torna lento, tal vez por el cansancio o tal vez para hacerse visible ante los ojos de una sociedad que se niega a detenerse y observar…

Las imágenes que se presentan no pretenden resolver un problema de grandes proporciones como lo es la ausencia de un techo seguro, la soledad, el desamparo y la desatención de la salud mental. Simplemente transmiten un microsegundo de las vidas de estos corredores anónimos para denunciar, reflexionar y provocar a través del poder de la observación, reacciones que motiven cambios de situación».

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 Norma Vila Rivero: El Regreso (Retorno). Cortesía de la artista.

Norma Vila Rivero: El Regreso (Retorno)

Vila Rivero escribe en la descripción del proyecto: «La emigración es una realidad creciente en las últimas décadas. La problemática que lleva a migrar es multidimensional. La emigración afecta no sólo a los migrantes, sino que tiene importantes consecuencias en las relaciones económicas y sociales de los países involucrados. El flujo de trabajadores migrantes se percibe por algunos como una invasión o saqueo debido a las remesas de divisas enviadas por estos trabajadores a sus familias.

Como puertorriqueña residente de Santurce, me encuentro rodeada con esta realidad; emigrantes que a diario buscan su sustento para sobrevivir y para regresar esa ganancia a sus familiares en sus lugares de origen. Es por medio de elementos de alto contenido simbólico y juegos de representación que decido abordar este tema de la emigración. En esta se documenta fotográficamente el momento en el que hormigas invaden un pedazo de pan en forma de U.S.A y como estas substraen parte del mismo, para transportarlo de regreso a su lugar de origen.

La serie es una metáfora visual para los diferentes procesos de dominación, y la invasión cultural que da forma a un diálogo multicultural de connotaciones profundas, refiriéndose a cuestiones que afectan mi realidad socio-política y económica. En El Retorno se representa la promesa de prosperidad que anima a muchas personas a emigrar en los Estados Unidos, mediante el uso la documentación fotográfica y elementos de alto contenido simbólico para jugar con la representación de la problemática».

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Norma Vila Rivero, de la serie El Regreso (Retorno). Cortesía de la artista.

Más información: www.saltandomuros.org

 
 
 

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