Hace unos días el colectivo artístico español Left Hand Rotation presentó el proyecto Ficción Inmobiliaria en el marco de la plataforma Museo de los Desplazados. En este collage de ficciones en las que la ciudad y sus habitantes son los protagonistas se esconde el registro de los conflictos urbanos asociados al modelo socioeconómico de una época.
Fotograma de Ficción Inmobiliaria. Cortesía de Left Hand Rotation.
Ficción Inmobiliaria recopila material formado por películas de ficción donde las problemáticas asociadas a la cuestión de la vivienda aparecen en la trama principal o cruzadas con esta. La ficción rara vez trata sobre lugares; en la ficción importa la historia. Pero si atendemos a la localización, sin dejar de prestar atención a la trama, podremos acceder a parte del conocimiento fílmico almacenado en la imagen audiovisual.
Se muestran diferentes localizaciones en las 16 películas elegidas: Batteries not includes, Downtown 81, Basquiat (Nueva York, Lower East Side); Do the right thing (Nueva York, Brooklyn); Cockneys vs Zombies, Tower Block, High Hopes (Londres, Reino Unido); Boyz n the Hood, Life Stinks, Who framed Rogert Rabbit (Los Ángeles, California); Tekkon Kinkreet (ambientación ficticia); Homebodies (Downtown Cincinnati, Ohio); Le mani sulla città (Nápoles, Italia), La estrategia del Caracol (Plaza Bolívar, Bogotá); Chuecatown, El inquilino (Madrid).
Algunas ciudades resultan un escenario paradigmático para las tramas inmobiliarias. Nueva York, Londres o Los Ángeles son escenarios en transformación constante, por lo que algunas películas suponen un registro de lo que borró el progreso.
El derecho a la ciudad de las clases bajas ha inspirado innumerables películas de ficción. Algunas ficciones transcurren sobre el telón de fondo de los fuertes intereses que los barrios populares de las áreas centrales despiertan en los villanos, para los que el territorio es sólo un suelo que rentabilizar, y sus habitantes molestos estorbos a la inversión. Incluso aquellas películas con una localización ficticia no pueden evitar referenciar a la realidad.
También el cine español es una fuente documental para el estudio de los barrios marginales y las transformaciones urbanas. Como el crimen inmobiliario con motivaciones aspiraciones de Chuecatown, cuya trama ironiza sobre uno de los más evidentes procesos de gentrificación en Madrid. Chueca, barrio degradado en los 70, es en la actualidad una zona de caras viviendas rehabilitadas y sector terciario exclusivo. Cómo llegó a ser así es toda una historia de suspense. Que la solución llegue en un sueño, como resuelve la trama de El inquilino, es una posibilidad solo deseable en la ficción, que la realidad ha de combatir.
En este collage de ficciones en las que la ciudad y sus habitantes son los protagonistas se esconde el registro de los conflictos urbanos asociados al modelo socioeconómico de una época. De igual manera, sus desenlaces proyectan un abanico de soluciones sólo limitadas por la imaginación.
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