La serie de grabados y litografías comprendida bajo el título Rastros/Rostros en la obra gráfica de Eduardo Arroyo se expone en la sede del Instituto Cervantes de Tokio hasta el 8 de marzo del 2014. La exposición, que consta de 30 obras, se enmarca en una cronología del artista que abarca diez años, de 1990 a 2000.
© Eduardo Arroyo. Imagen cortesía del Instituto Cervantes de Tokio
La correspondencia fonética entre la palabra “rostro” en japonés y K.O., la abreviatura universal del “knockout” del boxeo, sirve de marco a esta exposición de litografías y grabados del pintor español, en la que se revela la alianza entre representación y derrota.
Esta selección de retratos permite apreciar el delicado equilibrio entre la depuración de las líneas y la persistencia de la memoria, que medio siglo más tarde se revela como una de las figuras claves de la apropiación y renovación del pop por la pintura española a partir del último tercio del siglo XX.
Eduardo Arroyo
Eduardo Arroyo se exilió en 1958 y vivió en París durante 23 años y, aunque había estudiado en la Escuela de Periodismo y pensaba dedicarse a ello, en aquella época empezó a interesarse por la imagen y su poder de transmisión, dejando del lado su faceta de periodista aunque sin renunciar a la escritura. Eduardo Arroyo es un artista destacado de la figuración narrativa, que es una tendencia artística que surge en los años sesenta en París y se presenta como la alternativa a las corrientes dominantes de abstracción. En su vertiente más política, la figuración narrativa tiene reminiscencias del Pop Art. Tan sólo tres años después de llegar a París, en 1961, participó en su primera exposición y a partir de ahí vinieron otras intervenciones compartiendo espacio con artistas como Francis Bacon, Matta o Dubuffet. En 1963 participó en la III Bienal de París.
Su trabajo no pasaba desapercibido y el carácter provocador que imprimía en sus trabajos le valió el veto del gobierno español, censurando en 1963 una exposición del artista en Madrid. Además de reinterpretar en sus pinturas y esculturas a personajes históricos, como Hitler o Mussolini, también hizo su versión de obras clásicos de la Historia del Arte como La adoración del Cordero Místico de los hermanos Van Eyck.
Eduardo Arroyo es una artista polifacético, aunque destaque en su faceta pictórica, y en la escultura ha realizado trabajos en las escenografías de obras de teatro y cine y es escritor e ilustrador. En más de una ocasión ha mencionado la necesidad de “alejarse” de la pintura y trabajar en otras disciplinas para de nuevo volver al dibujo y la pintura. “El destino de un pintor es serlo hasta el final”, ha afirmado.
En 1982 recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas. El Centro Pompidou de París o el Guggenheim de Nueva York han realizado retrospectivas de Eduardo Arroyo. También destacan las exposiciones individuales y su participación en colectivas que se han podido ver en la última década en museos y centros de arte más importantes de España. También destaca su participación en la itinerante Arte español para el extranjero, que pudo verse en el Museo Ludwing de Budapest; el Museo Nacional de Arte de Rumanía de Bucarest; las Salas del Consulado de España en San Petesburgo y el Musée National et d’Art en Luxemburgo entre 2003 y 2004. En 2007 expuso en el Instituto Cervantes de Lyon Retratos Ejemplares.
En cuanto a los libros que ha publicado, destacan Panamá Al Brown, en 1982; Sardinas en aceite, en 1982; El trío calaveras, 2003, y Memoria de un testamento, en 2009. Además ha escrito la obra de teatro titulada Bantam en 1986 y tiene una incursión en el cine con la película Arroyo. Exposición individual.
Fuentes: Instituto Cervantes / CAC Málaga
Exposición: Rastros/Rostros en la obra gráfica de Eduardo Arroyo
Sede: Instituto Cervantes Cervantes Bldg. 2-9 Rokubancho 102-0085 Chiyoda-ku
Ciudad: Tokio
País: Japón
Fechas: Del 8 de febrero al 8 de marzo de 2014
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