ÁNGEL CALVO ULLOA / Diego Vites

DIEGO VITES por Ángel Calvo Ulloa

Pese a su corta edad y haberse formado lejos de Galicia, Diego Vites (O Grove, 1986), supone una de las vías más espontáneas de entre las nuevas caras que de forma tímida comienzan a asomar en nuestro panorama. Son los artistas de la crisis, los que no sólo se ven afectados por esta, sino que nacen en su seno. No han visto más.

Con un trabajo que lo sitúa en el campo de la pintura, el vídeo, la fotografía o la performance, Diego Vites es pintor con mayúsculas, de los que hablan de Kirchner con brillo en los ojos y homenajean a Hockney en una acción que puede recordar en el tono desenfadado a un Chris Burden que recibe un balazo en una de sus extremidades, o que irrumpe en los estudios de un canal televisivo armado con un cuchillo.

Vídeo: Homage to David Hockney

Después de comenzar sus estudios de manera imprevista en Tenerife, la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna será el lugar en el que inicie y finalice su carrera. De este modo, su contacto con su generación de artistas gallegos será casi nulo hasta que tras su vuelta, hará poco más de dos años, comience a trabajar de forma ininterrumpida en nuestro contexto.
Parecía hasta hace unos años que con la creación de la Facultade de Bellas Artes en Pontevedra, la demanda de nuestros aspirantes a acceder al campo de las artes quedaba resuelta. No obstante, sería un error encerrarnos aquí, esperando abrirnos paso desde la periferia, renunciando a las posibilidades que las idas y vueltas suponen en el terreno de la creación.

Así, en la actualidad podemos hablar ya de una nueva generación de artistas gallegos que se formaron en diferentes centros a nivel internacional. Nombres como Damián Ucieda, Kiko Pérez, Carlos Maciá, Jesús Madriñán dan buena cuenta de esa tendencia a salir fuera, a tomar una decisión que no los priva, como en generaciones anteriores, de esa etiqueta de artistas gallegos a la que todavía lejos, no ven necesario renunciar.

Como muestra de esa inserción en el panorama artístico canario, Diego Vites realizará desde 2006 tímidas incursiones en diferentes espacios de la isla de Tenerife. Será en 2009, como proyecto de fin de grado, tras el premio logrado en grupo en el apartado Bienal OFF de la II Bienal de Arte y Paisaje de Canarias, cuando se embarque en una iniciativa llamada «El Apartamento», un espacio vinculado a la facultad de bellas artes, pero financiado con el importe conseguido con el premio, en el que presentará Devolución, una interesante propuesta a medio camino entre la pintura y la arquitectura, una premisa que marcará el corto pero firme trayecto andado por ahora por Vites. Construye, según Ramón Salas –comisario del proyecto-, asumiendo y haciendo suyo un ideario compartido, un habitáculo dentro del habitáculo con los materiales inservibles del taller. Levantaba así, con los restos del naufragio, un espacio de encuentro y relación sustraído a la lógica de la producción y el consumo que cobraba una curiosa apariencia entre pequeño burguesa y punk.

El deseo de mostrar el trabajo realizado durante meses de encierro en el espacio de trabajo y la escasa visibilidad que en la mayor parte de los casos obtienen muchos artistas emergentes, se convierte en la sentencia que lleva a una gran parte a desestimar la posibilidad de desarrollar un trabajo constante y a tiempo completo. Probablemente ese sea uno de nuestros mayores problemas a día de hoy, que el artista decida no ser artista.

«El Apartamento», espacio no sólo expositivo, sino lugar de trabajo y discusión, será definido como estudio transparente, concepto en el que de nuevo encontramos esa necesidad de ser vistos desde el exterior. Fruto de esa experiencia, participará en 2010 en la colectiva 25 pies. Orientaciones en la Sala de Exposiciones Cabrera Pinto y realizará junto con Néstor Delgado el proyecto Buhardilla dentro del programa Área 60 del TEA, Tenerife Espacio de las Artes. Alcanzada en buena medida la visibilidad en el panorama canario, Diego Vites vuelve a Galicia donde nuevamente se encuentra relegado al anonimato. Abordando el problema en clave de humor, el trasfondo trágico que esconde la situación del creador que pasa inadvertido puede recordarnos de manera puntual al film de Wim Wenders, El cielo sobre Berlín, en el que el ángel -Bruno Ganz- intenta sin resultado ser detectado por la mujer por la que finalmente se convierte en un caído.

Un triángulo sobre un cuadrado representa desde la más corta infancia la idea del hogar, del lugar seguro en el que refugiarnos de las agresiones exteriores. El concepto llega a esquematizarse tanto que tocar una pared y decir casa puede salvarnos en el último momento. Diego Vites juega como juegan Thomas Hirschhorn o Jonathan Meese a sacar la basura del estudio, a resultar desconcertantes de cara al espectador, a utilizar todo lo que se ponga por delante con la finalidad de elaborar un nuevo espacio dentro del espacio expositivo. Un lugar en el que impermeabilizarse del exterior, pero al mismo tiempo un modo de llamar la atención sobre la indefensión frente a un sistema voraz.

Tras su vuelta a Galicia, Diego Vites se instalará durante una temporada de forma aislada en una casa familiar de una aldea de Lugo. Parece que la falta de un espacio de trabajo y la posibilidad de disponer de una casa lejos de la ciudad vuelve a jugar un papel importante en esa idea de visibilidad reducida o nula a la que enfrentarse. En esta etapa comienza a desarrollar su trabajo en el campo de la videocreación, basado en un período de introspección en el que la soledad forzosa lo lleva a establecer un diálogo estrecho con la naturaleza, utilizándola como camuflaje en esa línea de adecuación al medio para pasar desapercibido. Pero más allá del carácter reflexivo de estas videocreaciones, cabe destacar la idea del silencio tras la explosión con el que Roman Signer compara el arte.

El paso por el posgrado en Arte, museoloxía e crítica contemporánea de la USC lo lleva a establecer un manifiesto diálogo con la historia, generando una serie de trabajos en los que destaca la forma de revisar el arte desde Brancusi a Bruce Nauman, de Pollock a Hockney o de Rothko a Bas Jan Ader, siempre en su línea pictórica que parece perderse a veces, pero que finalmente vuelve a ese punto de partida. Intricadas asociaciones entre el hecho creativo y las tareas domésticas, las inauditas prácticas sexuales o las arquitecturas efímeras que ocultan las obras de nuestras ciudades. Diego Vites es pintor y oculta sus cuadros en el resto de sus trabajos. La pintura aparenta ser un accesorio, pero el contrario es la pintura la parte esencial de todo esto.

Fundador, junto con el artista Olmo Blanco y la crítica Ania González, del FAC Peregrina –Furancho de Arte Contemporánea- creado en Santiago de Compostela en 2012, será en este espacio donde desarrolle hasta el día de hoy a su actividad. La performance Ser Xesta, llevada a cabo en las inmediaciones de la Cidade da Cultura, volvió a remarcar esa clara falta de presencia, no sólo suya, sino de una generación que pide paso a gritos y que contempla como se repiten los errores del pasado.

La indivisibilidad vida-obra la encontramos en casos como el de Martin Kippenberger. En él podemos distinguir ese interés por la visibilización de la pintura mediante una vida mediatizada que se convierte en obra. Emulando a Picasso se fotografía en calzoncillos, mostrando el deterioro físico e intentando cubrir su rostro con unos globos, buscando de forma simbólica separar el binomio letal.

En Diego Vites, su instalaciones funcionan como extensiones escultóricas de su pintura, sus vídeos como ensayos de composición pictórica y sus acciones como formas de relación con la producción simbólica singular de su entorno, aporta Ania González en su análisis de la acción artística Ser Xesta.

Vites recuperará la idea de la cabaña como origen de la arquitectura, el mito de la cabaña que Joseph Rykwert analizará, ya con la distancia considerable que otorga el paso del tempo, en su obra On Adam’s House in Paradise: The Idea of the Primitive Hut in Architectural History. Retoma la necesidad del niño de aislarse de un modo metafórico, instalando la tienda de campaña en el jardín o incluso en el salón de casa. Buscar un espacio de independencia y de impermeabilidad propio, porque la idea del hombre sedentario parte de ese triángulo que representa el techo a dos aguas básico en la arquitectura de los países en los que la lluvia no cesa.

Estas premisas pudieron verse en la muestra individual que a finales de 2012 realizó en el FAC Peregrina bajo el título de Jalisia Fanecas. Decidido a no ocultar la pintura, las obras se disponían de manera que la pared no las soportaba, manteniendo esa distancia con el espacio expositivo. Dudando a veces si desmontar la cabaña y aceptar el espacio como suyo. No obstante, resultaba inevitable crear una arquitectura interior para dar cuenta de su independencia y de la necesidad, o no, de destapar la herida. Como jugar al escondite y cerrar los ojos para no ser visto.

También en 2012, La Piscina Editorial publicaba Si un árbol cae en medio del bosque y no hay nadie alrdedor, ¿el árbol existe?, una interpretación del trabajo de Diego Vites llevada a cabo por Néstor Delgado y Adrián Martínez, renunciando al formato tradicional de libro de artista y dejando en manos de terceros el análisis e ilustración de su obra.

Probablemente que Gauguin pasara largas temporadas en la Polinesia, el escocés Peter Doig su infancia en la isla de Trinidad y que Diego Vites lleve su vida a medio camino entre Tenerife y Galicia puede resultar casual, pero no el hecho de vivir rodeados de mar y de una vegetación casi selvática. De niebla espesa, lluvia y noches largas de invierno. Monet confiesa en una carta a Caillebotte: «Estoy en un país de un salvajismo precioso, un amontonamiento de rocas tremendo y un mar inverosímil de colores; en fin estoy muy entusiasmado, pese a que me cueste, ya que estaba acostumbrado a pintar el Canal de la Mancha y por fuerza tenía mi rutina, pero el océano, es algo distinto». También Carlos Oroza escribe: «Quiero vivir terminalmente, en las últimas orillas. Desde estas orillas, estoy viendo otro mundo. Eso me salvó: irme a vivir al final de la tierra de Europa». También aquí reconoce su hondo vínculo con Pessoa y la sensación de entenderlo a la perfección en una tierra que frena de golpe para dar paso al mar.

Vídeo: Desaparecer en dous tempos

Diego Vites (1986) Licenciado en Bellas Artes por la ULL en 2009 , funda junto con otros artistas “El Apartamento”, centro de producción situado en Santa Cruz de Tenerife, (proyecto ganador de la Bienal Off de Arte y Paisaje de Canarias 2009) donde produce las instalaciones que más tarde expondrá en la sala Cabrera Pinto y el TEA Tenerife Espacio de las Artes dentro de la exposición colectiva “25 pies. Orientaciones” y la individual “Buhardilla” respectivamente. En el año 2010 regresa a Galicia y cursa el máster “Arte, Museoloxía e Crítica Contemporánea” del departamento de Historia del Arte de la USC. Actualmente es codirector del FAC Peregrina Furancho de Arte Contemporánea. Vive y trabaja en Santiago de Compostela; su obra explora los límites de la pintura mediante el análisis de su contexto estético a través de una mirada mediada siempre por la Historia del Arte.

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Imágenes

01.Buhardilla. Área 60. TEA. 2010
02.Ser Xesta. Acción. 2012
03.Home verde. Óleo / Lienzo. 73x60cm. 2012
04.A Crítica. Óleo / Lienzo. 190x132cm. 2013
05.Vistas montaje Jalisia Fanecas. FAC Peregrina. 2012
06.Historiografía del gesto I. Tres trabajos. 2012
07.Historiografía del gesto II. Spank. 2013
08.Tirar do carro. 2014
09.Paradoxo do visíbel. Acción. 2013
10.Banana Brancusi. 2013
11.Columna sen fin.exposición Veraneantes. MARCO 2013
12.Concetto Spaziale. exposición Veraneantes. MARCO 2013

 

 

 
 
 

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