El pasado fin de semana la profesora Marta Pérez Ibáñez impartió el curso El artista y la autogestión: Cómo abrirse camino en el mercado del arte en Irun. El curso, que había pasado previamente por la Fundación Fondo Internacional de las Artes (FIArt) de Madrid con gran éxito, ha sido acogido esta vez por Irun Factory, un espacio de formación especializado en arte contemporáneo situado en la ciudad vasca de Irun.
Imagen cortesía de El Diario Vasco
Marta Pérez Ibáñez es licenciada en Historia del Arte y especialista en mercado de arte contemporáneo, sector en el que ejerce su actividad profesional desde hace veinte años. Marta Pérez Ibáñez compagina, además, este trabajo con la gestión cultural y artística y con la docencia en la Universidad Nebrija y en el Instituto Nebrija de Competencias Profesionales. El pasado fin de semana visito las instalaciones de Irun Factory para compartir sus conocimientos con artistas locales, a través de un curso subvencionado por la Diputación y el Ayuntamiento de Irun que lleva por título El artista y la autogestión: Cómo abrirse camino en el mercado del arte.
¿Es posible, en este momento, para un joven artista, entrar en ese mercado que usted conoce tan bien y que parece tan difícil?
El arte se resiente mucho ante las dificultades que está pasando la economía a todos los niveles y si el mercado del arte se resiente, se resienten los artistas. Eso no quiere decir que no siga habiendo nichos de mercado para el arte o que no siga habiendo interés por adquirir cultura en general u obras de arte en particular. Lo que pasa es que el nexo de unión que ha habido siempre entre el artista y las galerías no funciona como ha funcionado hasta ahora. Hoy el propio artista comienza a ser un gestor más del mercado del arte y tiene que saber manejar las herramientas que existen en todos los sectores de ese mercado.
Artista y gestor parecen dos términos contrapuestos. ¿Se puede ser las dos cosas a la vez?
Por supuesto, y es mucho más sencillo de lo que parece. Desgraciadamente, en las escuelas de Bellas Artes, de cualquier nivel, no se suele enseñar a los artistas cómo gestionar su propia carrera. No se les enseña a analizarse dentro del contexto del mercado del arte. Se les enseñan técnicas artísticas. Se les enseña a pintar, a dibujar, a esculpir, a fotografiar, a diseñar por ordenador…, pero les falta formación en marketing, en gestión de proyectos y eso, ahora mismo, es imprescindible para ellos. Un artista que quiere contactar con una galería o que quiere presentar su obra ante un marchante o un coleccionista, o que quiere participar en una feria de arte tiene que saber venderse y tiene que saber vender el producto cultural, que es algo muy sensible y delicado. El artista no es un productor cualquiera. Es un creador único e irremplazable y tiene que reconocerse a sí mismo como tal.
¿Qué es lo que trata de transmitir en su curso?
Lo que pretende el curso es darles información sobre cómo es el mercado del arte en el siglo XXI; explicarles las posibilidades que tienen como artistas y como gestores de su propia obra; enseñarles a manejarse como si ellos fueran una pequeña empresa y su obra de arte fuera su producto; hacerles entender la gestión, sin que pierdan la calidad y la genialidad que tiene que tener el artista.
¿Se pierde la obra de muchos artistas que acaban dedicándose a otras tareas por no poder vender su producción?
Desgraciadamente, sí. Una cosa que suelen preguntarme los artistas, sobre todo los que ya llevan una cierta trayectoria, es: »¿Pero cómo voy yo a dedicar tiempo a rehacer mi curriculum o a reorientar mis estrategias o a aprender a mover mi página web, si me tengo que dedicar a pintar o a esculpir?». Pero no es cuestión de dedicarle mucho tiempo, sino el tiempo justo y bien enfocado a lo que queremos conseguir. Hay artistas que invierten muchísimo tiempo en la producción y apenas reflexionan sobre lo que están haciendo otros artistas. No saben qué comentan los críticos o los galeristas o los comisarios de exposiciones. Hay una cantera de información importantísima que ellos tienen en su mano. Es tan fácil como abrirla para que a uno le conozcan. No saben que es sencillo, hasta que caen en la cuenta de que pueden hacerlo perfectamente.
Espacios de creación, encuentro y formación, como es el caso de Irun Factory, ¿facilitan el acceso al mercado de los jóvenes artistas?
Yo creo que son las mejores iniciativas que puede tener una ciudad, ya sea grande o pequeña. Encaminar las actividades hacia la formación y la dinamización de los jóvenes emprendedores es una de las apuestas más productivas que puede haber a medio y largo plazo y, muy especialmente, en colectivos como el artístico.
Fuente: El Diario Vasco / María José Atienza
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