Lo que importaba estaba en la línea, no en el extremo, la primera exposición individal de la artista Irene Grau en la galería Ponce+Robles, muestra un auténtico mapa artístico creado a través de la experiencia de caminar. Grau crea tres etapas cromáticas que van yuxtaponiéndose y expandiéndose en el espacio según las experiencias del que aprende a observar un orden en el caos de un paisaje.
Imagen cortesía de la Galería Ponce+Robles
El juego soporte-superficie es ya una seña de identidad en la obra de la artista valenciana, como se pudo apreciar en “Los ojos de las Vacas” o en “Mutatis mutandis». Esta vez Grau se ha encargado de transformaer el espacio de la galería en un territorio sobre el que se suceden y yuxtaponen tres recorridos geográficos y temporales, cada cual asociado a un color, poniendo de manifiesto una importante dimensión conceptual y cromática.
La obra se construye a partir de elementos que son comunes a todas las etapas cromáticas. Con todo ello se irá componiendo una estructura de disposición espacial. Se trata de un tipo de intervención pictórica no artística que se desarrolla en el paisaje dentro de un código de comunicación establecido y su función consiste en señalizar el camino y servir así de guía. Estas marcas se distribuyen en intervalos más o menos regulares a lo largo de todo el recorrido, permitiendo seguir el camino pasando de una marca a la siguiente.
Cada una de las partes del recorrido está asociada a un otro que se desarrolla fuera de la galería, en el entorno natural. Los recorridos son independientes geográficamente y su coincidencia existe únicamente a nivel espacial en la sala de la galería. La coincidencia y cómo ésta se representa gráficamente a través de la suma o acumulación de colores sirve de premisa inicial. La primera parte, vinculada al rojo, es la única monocromática. A partir de la segunda, asociada al color amarillo, los anteriores elementos desaparecen, sólo en parte, dejando rastros y mezclándose con los nuevos. La tercera, verde, dejará entrever todo aquello que ha ido sucediendo en el espacio. El proyecto es algo así como un proceso expositivo del que, a priori, sólo es posible determinar la fase inicial.
El trabajo de Irene Grau (Valencia, 1986) se establece en base a una serie de relaciones entre el color y el espacio, centrándose en elementos mínimos de la pintura como el plano, el color y el soporte, busca conexiones con el entorno desde objetos cromáticos bidimensionales que finalmente se despliegan y proyectan más allá del plano. Su interés por el contexto en el que se experimenta la pintura lleva a la artista a incluir la arquitectura y el paisaje no como fondo, sino como campo que activa el juego cromático.
Fuente: Ponce + Robles
Exposición: Lo que importaba estaba en la línea, no en el extremo
Galería: Ponce + Robles
Ciudad: Madrid
País: España
Fechas: Del 28 de mayo al 17 de julio de 2015
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