«Tras la fascinante experiencia de trabajar con Damien Hirst para nuestra exposición Self, celebrada en octubre de 2014, me puse en contacto con él para preguntarle si estaba dispuesto a embarcarse en una nueva colaboración coincidiendo con la edición de Frieze de este año», explica Ordovás. «Mantuvimos una serie de conversaciones en las que Damien concibió la idea de una exposición de temática marina comisariada por la galería Ordovas. The Big Blue es el resultado de esta nueva colaboración. En ella, mediante la contemplación de obras que abarcan muchos siglos, desde la época romana hasta nuestros días, exploramos algunas de las formas en las que el mar influye en el arte. Nuestra intención es ofrecer una visión original y penetrante sobre un tema universal».
Imagen cortesia Galeria Ordavas. Fotografía de Mike Bruce
La elegíaca Figure in Sea, de Francis Bacon, pintada probablemente alrededor de 1957 y uno de los dos únicos paisajes marinos del artista que se conservan, fue el punto de partida para el proceso de selección. La obra, que no se catalogó en el momento de su creación, permaneció oculta al mundo del arte hasta su descubrimiento tras la muerte de Bacon en 1997. La estructura esquemática bañada por el mar sugiere que Bacon tenía la intención de pintar algo más, aunque su sombría presencia sirve para realzar el misterio de esta tenebrosa obra maestra.
Un fragmento de un sarcófago romano, con sus hermosas tallas de nereidas y tritones en un mar Egeo de mármol, data de la segunda mitad del siglo II d. C. y es la más antigua de las piezas incluidas en la exposición. Comparte imágenes marinas con un cuadro barroco de Giacinto Gimignani, The Triumph of Galatea, de 1640, poblado por nereidas y por un robusto tritón. Still-Life with Crab and Smoker’s requisites, pintado por Jan Olis, un artista holandés contemporáneo de Gimignani, también pintado alrededor de 1640. Francis Bacon sentía una gran admiración por Gustave Courbet y, en Figure in Sea, se puede percibir la influencia de las marinas de Courbet, Renoir y Monet. Paysage de mer, pintado por Courbet en Normandía en 1869, con su vigorosa aplicación de la pintura y sus pinceladas gruesas y urgentes, ofrece una simbiosis perfecta con el mar despoblado y el turbulento paisaje de nubes que el artista evoca con gran intensidad.
En contraste, los paisajes marinos de Hiroshi Sugimoto, un proyecto en desarrollo desde 1980, son obras maestras de una fría contención y una intensidad elemental y atemporal, como North Pacific Ocean, Ohkurosaki, de 2002, demuestra con lucidez.
La exposición incluye dos paisajes marinos de Max Ernst, Gulfstream y Horizon, ambos del 1926, y dos desnudos en la playa de Pablo Picasso, Baigneur et baigneuses, de 1920-21, y Les trois baigneuses, de 1932, pintados en el Château de Boisgeloup, que Picasso había comprado en 1930. La exposición de Mondrian al cubismo de Picasso y Braque en París en 1911 y 1912 revolucionó su concepción del espacio. Confinado a los Países Bajos durante la Primera Guerra Mundial, prosiguió su búsqueda de la esencia de la belleza abstrayendo de la naturaleza los ritmos fundamentales de las líneas horizontales y verticales. Ver la serie ‘Pier and Ocean’, en la que las verticales del embarcadero entablan un diálogo dinámico con el pulso de las olas, equivale en la práctica a seguir la cronología del viaje de Mondrian hacia la abstracción pura; Pier and Ocean 3, de 1914, está cautivadoramente suspendido en un momento crucial de esa transición, justo antes de la eliminación de las diagonales en su búsqueda del equilibrio.
IKB 127, de Yves Klein, pintado el mismo año que Figure in Sea de Bacon, no tiene un azul cualquiera, sino concretamente ultramarino; la inclusión de otra obra de Klein, Sculpture éponge rose, de 1959, nos recuerda que el azul no fue el único color distintivo de este artista. La diminuta Untitled (Ross Scuba Diving) de 1991, de Félix González-Torres, es, como sus piezas de caramelo, una invitación a la participación del público en la deconstrucción y la reconstrucción, un rompecabezas que puede ser construido, desarmado y reconstruido en un proceso continuo análogo a la naturaleza repetitiva e inevitable de las olas.
The Big Blue se completa y cierra el círculo con Heaven, un tiburón conservado en un tanque de formaldehído en la línea de la icónica pieza The Physical Impossibility of Death in the Mind of Someone Living, creada por Hirst en 1991; los tiburones provocan un escalofrío especial, con su estilizado movimiento hacia delante elegantemente suspendido en la muerte en mares de formaldehído azul. En marzo de 1992, el primer tiburón se incluyó en la primera muestra de la galería Saatchi sobre el movimiento YBA.
Fuente: Galería Ordavas
Exposición: The Big Blue
Sede: Galería Ordavas
Ciudad: Londres
País: Reino Unido
Fechas: Del 25 de septeimbre al 12 de diciembre de 2015
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