Carlos Delgado: “El comisariado solo es operativo cuando ofrece perspectivas inéditas”

Carlos Delgado Mayordomo (Madrid, 1979) lleva años desarrollando una destacada labor como comisario independiente en museos e instituciones de España y América Latina, donde ha comisariado, entre otras, las exposiciones Rare paintings, post-géneros y Dr. Zaius (2008); Agustí Centelles: la caja de la memoria (2009); Sinergias. Arte latinoamericano actual en España (co-comisariado con Carlos Jiménez, 2011); David Trullo. Fauxtographies (2013); En ningún lugar. Una memoria alternativa de las Torres Hejduk (2013); Objetos de deseo (2014) y Ciria. Las puertas de Uaset (2014). El próximo año será, además, el comisario de One Project en la Feria Art Madrid 2016.

Carlos Delgado Mayordomo (foto Alberto Herrero)

Carlos Delgado Mayordomo. © Alberto Herrero

En febrero de 2016 se celebra Art Madrid y, de nuevo, eres el comisario de One Project. ¿Qué te ha animado a repetir?

En primer lugar, la generosa invitación de Alberto Cornejo, director de la feria. La experiencia del año pasado fue muy interesante y creo que este año vamos a desarrollar una propuesta aún más sólida. Siempre me interesa sondear otras latitudes distintas a las que conforman el grueso de mi trabajo, que fundamentalmente es un modelo comisariado que parte que la investigación y que generalmente está destinado a espacios que poco o nada tienen que ver con el mercado.

¿Cómo definirías entonces tu actividad como comisario? ¿Cuál es tu statement?

Me defino como productor cultural que trabaja en tres ámbitos: la docencia, la gestión y el comisariado. Como comisario independiente he trabajo con artistas y prácticas muy diversas, pero si tuviera que presentarme bajo un statement lo haría como explorador del arte iberoamericano en el ámbito de las transformaciones inscritas en los procesos de la cultura global. Y como reflexión transversal, intento que siempre exista una mirada crítica que refleje las fracturas y las falsas seguridades de los discursos históricos que se han adueñado de las prácticas sociales, los saberes y la memoria del individuo.

¿Este planteamiento es posible mantenerlo dentro de un ámbito en principio tan distante a la investigación y a la reflexión como es una feria de arte?

La idea de un comisariado para una feria es un tema complejo. En primer lugar, porque la voz del comisario se diluye parcialmente a través de la negociación con las galerías, que son en definitiva las que asumen el coste del stand. Este punto de partida es importante y marca una distancia grande con el comisariado propiamente dicho. Por tanto, más que un proyecto curatorial, mi actividad en la feria es la de coordinación o dirección de estos ocho espacios que configuran One Project. Si hemos decidido mantener la denominación de programa comisariado ha sido para revelar que, además de ese trabajo de coordinación, existe también un intenso diálogo con los artistas seleccionados que deriva en una investigación y una articulación de conceptos que no son, en ningún caso, irrelevantes sino críticamente productivos. Pero hay que ser coherentes: el comisariado dentro de una feria de arte es, siempre, un terreno resbaladizo. Yo he intentado enfrentarme a ello con la mayor honestidad y profesionalidad posible. Y como en todos los proyectos que asumo, mi compromiso es total. Quienes visitaron el año pasado la feria pudieron verme al pie del cañón todos los días, haciendo visitas guiadas, generando actividades, además de un desarrollo teórico lo más sólido posible plasmado en el propio catálogo. Estaremos en una feria, pero hay que intentar ser culturalmente relevantes.

¿Qué intenta dar a conocer tu propuesta para Art Madrid?

No busco concebir ninguna exposición como una verdad a desvelar, sino como un artefacto que puede ser interpretado de diversas formas según el público que lo reciba. En cualquier caso, estoy convencido de que el comisariado solo es operativo cuando ofrece perspectivas inéditas y esa ha sido mi principal búsqueda.

¿Cuál es entonces, esa perspectiva o hilo conductor que justifica la selección?

One Project se compone de ocho proyectos individuales, con su propia autonomía discursiva, integrados por creaciones muy diferentes entre sí en cuanto a estructuras y lenguajes. Está configurando por artistas nacidos en los setenta y ochenta que parten de la figuración para crear imágenes ubicadas en el borde de lo legible y lo ilegible. El cruce con lo imaginario, la incorporación de la densidad visual de la cultura de masas, la hibridación y contaminación de iconografías, las narraciones fragmentadas o el desplazamiento hacia lo abstracto son algunas de las estrategias desde las que los artistas que he seleccionado plantean otros tantos modos de negociación con lo real. Berto Martínez Tello (Terrassa, 1986), Hugo Alonso (Soria, 1981), Alejandro Botubol (Cádiz, 1979), Sandra Senn (Baden, Suiza, 1973), Gonzalo Rueda (Barcelona, 1972), Muriel Moreau (París, 1975), Sergio Mora (Barcelona, 1975) e Iago Eireos (Lugo, 1980) están actualmente desarrollando proyectos específicos absolutamente brillantes para la feria. Sigo con detenimiento todo el proceso y estoy muy entusiasmado por poder trabajar al lado de todos ellos.

Además de One Project, ¿qué más proyectos tienes para el próximo año?

El más próximo, ya que se inaugura el 19 de febrero, es una exposición del artista José Luis Serzo en el Da2 de Salamanca. Noemí Méndez y yo hemos planteado un comisariado que analiza de manera transversal toda su producción a partir del concepto de lo “teatral”, no tanto en un sentido escenográfico sino como vínculo transformador entre la obra y el espectador.

Por Alma Ramas

 
 
 

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