Bet Capdeferro y Ramon Bosch han sido los seleccionados por el jurado de los premios Mies van der Rohe de arquitectura europea, como Mención Especial Arquitecto Emergente por su “Casa Collage”. Rehabilitar implica siempre establecer una determinada relación con el pasado, con los pasados que se acumulan en el espacio de la intervención. Y también con el futuro, aquella idea imaginada de lugar hacia el que querríamos tender. Pero implica, sobre todo, una gran capacidad de trabajo con el presente.
© José Hevia
Borrar o dibujar: eliminar, limpiar, reparar, reconstruir, sustituir, incorporar, añadir, … Descubrimientos sucesivos requieren continuamente respuestas diversas y complementarias. Se van tejiendo, muchas veces en tiempo real, las relaciones entre los espacios antiguos y los nuevos, entre los antiguos y los nuevos materiales, entre las antiguas y las nuevas geometrías, entre los operarios que un día erigieron los muros y los que ahora los rehacen. Superposición inacabable de tiempo, de deseos, de oficios, de materias, de estrategias, de personas. Desde el primer momento fuimos conscientes de nuestra fortuna: la gran carcasa pétrea de la vieja casa, sabiamente diseñada para establecer una relación óptima con el lugar y el clima, ofrecía unas condiciones de vida inmejorables. A nivel espacial reconocimos la relevancia de los patios como centros de gravedad del espacio y paisajes pétreos de toda la casa. Su naturaleza desocupada nos permitió convertirlos en verdaderos organizadores de la estructura espacial y funcional del inmueble. En su interior y entorno situamos los espacios abiertos que toda vivienda anhela, espacios de contacto con el medio: algunos de ellos privados, para el desarrollo de la vida íntima al aire libre; otros más colectivos, para acoger encuentros de naturaleza más pública. En el interior de las unidades habitables se preservó intacta la dimensión original de las estancias para mantener la posibilidad de variar con gran flexibilidad su uso a lo largo de los años.
© José Hevia
A nivel energético convenía simplemente aprovechar la gran calidad y eficiencia de los sistemas pasivos preexistentes: la inercia térmica de los enormes muros perimetrales; la estratégica disposición de los patios, generadores de verdaderos microclimas en el interior de la masa edificada; en fachada un claro predominio del lleno sobre el vacío, a través de ventanas que establecen contactos puntuales entre interior y exterior; la existencia de múltiples vías de ventilación cruzada; y la diversidad de orientaciones para las diferentes zonas de la casa. Complementamos este sistema con la incorporación de elementos de control propios de la arquitectura tradicional que nos permitían graduar fácilmente la relación entre la vivienda y el medio: persianas de cuerda en el exterior de las aperturas y contraventanas opacas en su cara interior. Con la suficiente protección solar en verano y la única aportación del suelo radiante en invierno la casa alcanza un altísimo grado de confort térmico.
En referencia a los materiales pudimos trabajar con una valiosa herencia: la propia casa nos proporcionó rejas, mosaicos y piedras para ser reutilizados en obra. El maestro de obras añadió maderas añejas y piezas cerámicas antiguas de diversos tipos y medidas. Simples estucados y revocos completaron la elección, buscando una cierta idea de continuidad con el lenguaje constructivo del casco antiguo. El proyecto muestra con toda naturalidad el solape de capas antiguas y nuevas, respondiendo al estado de conservación de cada elemento y al uso futuro de cada espacio. Infinidad de presencias insólitas en los paramentos de cada habitación –puertas tapiadas, ventanales ampliados, escaleras desaparecidas, rastros de viejas chimeneas, …- se convierten en pequeños paisajes interiores.
En términos de geometría decidimos introducir formas ligeramente irregulares, capaces de significarse discretamente dentro del esqueleto original al tiempo que reorganizar de manera óptima su nuevo funcionamiento. El uso de un patrón compositivo vertical en todas las muevas intervenciones nos sirvió para unificarlas y también para enfatizar las alturas poco comunes del inmueble. Y, por encima de todo, la creciente confianza en un sistema proyectual necesariamente abierto (en este caso el collage) capaz de integrar armónicamente en un todo las historias de cada fragmento del proceso.
Todo ello bajo la batuta insustituible de Josep Capdeferro, maestro de obras, que ha guiado el hilo conductor de la obra con una energía y sensibilidad inigualables.
Fuente: Cscae
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