La galería madrileña Utopía Parkway presenta a partir del próximo viernes la segunda exposición individual de Chechu Álava en su espacio. En esta ocasión la pintora muestra las recientes incorporaciones a su particular y extraordinario museo imaginario femenino, formado por una serie de retratos de mujeres que de una u otra forma tuvieron un papel protagonista en el pasado y convulso siglo XX.
«Ingrid Bergman», por Chechu Álava. © De la artista.
A pesar de ello, o precisamente por eso, Chechu Álava las considera “hermanas”, las rejuvenece, se mezcla con ellas autorretratándose a su lado y añadiendo a otras “desconocidas”. El conjunto da como resultado un complejo universo atemporal iluminado por el talento, el valor y la determinación de aquellas que nos precedieron en la aventura del arte y de la vida.
“Hay imágenes que al encontrármelas me piden ser pintadas. A menudo son mujeres o niñas… las hermanas que no tuve, las vidas que me completan”, indica la pintora.
Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca, Chechu Álava (Piedras Blancas, Asturias, 1973) reside actualmente en París. Fue premiada en Luarca (1994) y empezó a exponer en 1995. Desde entonces ha mostrado su obra en Avilés, Oviedo, Madrid, París, Miami, Chicago, Ámsterdam y San Francisco.
«Las hermanas rebeldes»
Adjuntamos a continuación el texto «Las hermanas rebeldes», escrito por Juliette Simont con motivo de la exposición:
«En nuestra sombría y plomiza época los retratos color cielo y hoja tierna de Chechu Álava son como un soplo de aire freso y primaveral en la monotonía del invierno, como un oasis en el desierto, como la aparición de las muchachas de Proust en el paseo marítimo de Balbec, graciosas, impertinentes, salvajes. Una de ellas empuja una bicicleta, es Albertina y a partir de ese momento se convertirá en el deseo y el tormento del narrador. Consciente o inconscientemente, de esto es de lo que trata la obra de la pintora asturiana, del tiempo perdido y del tiempo recobrado. ¿Qué hacer cuando parece que el mundo se hunde? Mirar hacia el pasado, no por nostalgia, sino porque en él está nuestro futuro, cuando todavía creíamos en él y en la posibilidad de cambiar el curso del destino, debemos volver a creerlo.
Las “hermanas” de Chechu, anónimas o célebres, están todas nimbadas de la gran luz de la posibilidad; jóvenes, casi niñas, sueñan con un mundo mejor que transformarán con su arte, su pensamiento, su libertad, su coraje. Una Simone de Beauvoir adolescente lee en el campo y en el lienzo de Chechu vemos, oímos estas palabras de Memorias de una joven formal: “En cuanto llegaba a Meyrignac las murallas se derrumbaban, el horizonte retrocedía. Me encontraba perdida en el infinito, ensimismada. Sentía en los párpados el calor del sol que brilla para todos pero que allí, en ese instante, me acariciaba solo a mí. El viento se arremolinaba alrededor de los álamos: venía de otro sitio, empujaba el espacio y yo daba vueltas, inmóvil, hasta los confines de la tierra.”
A pesar de su educación católica, la joven ya sabe entonces que será atea y que se convertirá en escritora. ¿Sabe también que cambiará la suerte de las mujeres? Puede ser, en cualquier caso está ocupada en cambiar la suya. Sophie Scholl también está inmersa en un libro. Con su hermano Hans y algunos camaradas más formarán el grupo de resistencia “La rosa blanca” y desafiarán al régimen hitleriano en nombre de la moral y la alta cultura. Capturados en 1943 en Múnich cuando distribuían panfletos antinazis, son condenados a muerte y decapitados, Sophie tenía 22 años. Estos jóvenes idealistas alemanes encarnan para siempre el honor de un país sumido en la barbarie. Ingrid Bergman mira a lo lejos, como la exiliada de Stromboli, prisionera en la árida isla, como la actriz conmovedora y la mujer enamorada que le escribe a Rossellini. “Sé varios idiomas y sólo dos palabras en italiano: Ti amo.” Camille Claudel grave, concentrada, mirando a su interior, hacia las profundidades desde las que esculpía desnudos con una libertad de hombre. Y esta libertad le conducirá a la soledad, después a la locura y por último a un fin miserable: su cuerpo enterrado en una fosa común no será reclamado por nadie. Marga Gil Roësset, “hermana” de Camille, poseedora del mismo genio y la misma mirada pagará también con su vida esta difícil libertad.
Juan Ramón Jiménez escribió, aunque demasiado tarde: “Tu sufrimiento, muerta tú, se ha quedado expandido sobre mí, como el rojo del sol, después de puesto, por la tarde.” Autorretrato pensativo. Chechu piensa en todas sus hermanas, Frida, Colette, Camille, Marga y las otras, en sus alegrías y sufrimientos, en la frágil fuerza de estas mujeres que fueron capaces de ser mucho más que mujeres: el nacimiento de un futuro. Sus telas son como ventanas abiertas a la esperanza. Soñemos con ella, con ellas».
Fuente: Chechu Álava / Utopía Parkway
Título de la exposición: «Sisters»
Lugar: Galería Utopía Parkway
Ciudad: Madrid
País: España
Fechas: Desde el 1 de marzo hasta el 4 de abril de 2013
Comentarios cerrados