Por Fernando Castro Flórez
La noche del sábado o, mejor, ya en la madrugada del domingo asistí a uno de esos momentos vomitivos de la televisión (ver el vídeo aquí). Estaba esperando a que comenzara el anunciado «debate» con algunas de las «chicas», así las presentaron, que negaron el saludo a Wert en el acto de entrega de los diplomas a los premios final de carrera. Me gustó sobremanera ese gesto de algunos valientes de pasar por delante del impresentable absoluto dejándole con cara de más id**** casi de lo que es. Pasaron las horas y no paraban de aparecer «todólogos» por un tubo. Ya a las dos anunciaron que aparecerían las estudiantes «de expedientes fabulosos». Efectivamente, se trataba de tres mujeres que habían conseguido unas notas espectaculares y que habían recibido el premio por su trabajo. Resulta que enfrente tenían sentados a dos sujetos a los que les viene como anillo al dedo el calificativo de deplorables: Herman Terstch e Isabel Durán. El ínclito Jordi concedió la palabra en primer lugar a Herman que, con su habitual cara de asco, hizo que repitieran un twitt suyo que «habían cortado». Luego comenzó a decir sandeces como es su costumbre. No se cortó ni un pelo y aprovechó la ocasión para decir que todo venía de la «herencia» y que no se podía criticar a un señor (el tal Wert) que quería acabar con los males educativos patrios. La primera de las «invitadas» en tomar la palabra era una licenciada en matemáticas que había sacado en la carrera matrícula en todas las asignaturas menos en dos en las que consiguió sobresaliente. Habló con tranquilidad durante un minuto aproximadamente. Entonces salió como un toro de chiqueros Isabel Durán para pronunciar toda clase de chorradas y desatinos. El público no pudo menos que abuchear en varios momentos a esta impresentable que se regodea en su tarea de enmierdar toda clase de asuntos. Es de verdad, una experiencia horrenda la de escuchar a esta individuo y peor todavía ver su jeta con esa sonrisita de perdonavidas. Aguanté el tirón de su perorata interminable para escuchar a la segunda chica que era licenciada en filología árabe y hebrea. Nada más comenzar a hablar ya fue interrumpida por la frenética Durán que tiene un concepto de diálogo heredado del fascismo, si es que esto no es una completa contradicción. Apenas le dieron tiempo a la tercera licenciada, en este caso en Biología, para que estableciera algunas posiciones clarificadoras. Resulta que en el acto de entrega de los diplomas habló, sin que nadie tuviera constancia de cómo había sido elegido, un estudiante que soltó el típico discurso contemporizador. Ella había dado la mano a Wert pero, como dijo, si volviera a tener la oportunidad «no lo haría en ningún caso». Otra vez Durán volvió a su asquerosa actitud de importunar y tratar de poner nervioso al que está intentando argumentar. Esa es la lógica del todólogo: del rebuzno al alarido pasando por el tono increpante. Apenas había empleado tres minutos las «invitadas» que venían al «Gran debate» cuanto Jordi anunció que el programa se acababa. Se puso en pie y el plan paternal se acercó a una de las universitarias perplejas y les vino a sugerir que «así son las cosas». En sus caras me parecía detectar una contrariedad inmensa. Terstch estaba ya entregado a Morfeo o con ganas de irse a lo suyo, esto es a la barra fija y la Duran ponía su sórdida sonrisa «pantojil». Me entraron ganas de dar un alarido, de mandar a tomar por el mismísimo culo a este sistema mediático que arruina todo y reduce todo al nivel de la cretinada. Bastante calmada esta la gente cuando no salta «en directo» y pone a caldo a impresentables monumentales, la lista es enorme pero lo que tengo claro es que en el pelotón delantero están Wert y a la zaga van sus palmeros, entre ellos, personajillos tan vomitivos como Terstch o Durán. Jordi no se salva, es el payasete que va de oca a oca y tira porque le toca. Ojalá se cuezan en su salsa de idioteces. Me pone malo ver estas cosas. Tendría que hacer zapping o, mejor, apagar la tele. Lo malo es que eso, el desastre, seguiría existiendo aunque yo no lo contemplara.
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Fernando Castro Flórez
Profesor de Estética y Teoría de las Artes de la UAM. Comisario de exposiciones y crítico de arte. Escribe en el ABC Cultural. Es miembro del comité asesor del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Dirige la revista Cuadernos del IVAM.
Imagen: Entrega de los Premios Nacionales de Licenciatura. Imagen extraída de YouTube.
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